La magia de la Tierra nos propone un viaje por nuestro interior y nos descubre los beneficios físicos, emocionales y mentales que nos aportarán cada una de las trece piedras.
INTRODUCCIÓN
Hace mucho, mucho, mucho tiempo, existió una leyenda que los sabios explicaban a los aprendices cuando comenzaban su andadura.
Aquella leyenda narraba como, la Tierra, observaba a los humanos y se daba cuenta que no entendían el significado de la vida, vivían alejados de ellos mismos y habían olvidado su propósito real, el verdadero sentido de su estancia en la Tierra; pero un día, un ser humano pidió ayuda, y ahí comienza la leyenda...
«Busca el camino y observa desde tu interior, solo así darás con el sendero de las doce piedras, cada una contiene un aprendizaje. Las irás encontrando en la medida que te sientas preparado para su lección».
Eso fue lo que le dijo la Tierra, y decidió partir en su búsqueda...
Encontró el sendero de las doce piedras y la primera que vislumbró fue el jaspe, enseñándole el sentido de la protección, la que nace al sentir a la naturaleza como tu aliada; la siguiente fue la aguamarina, la del don de la pureza; la otra, la barita, que le mostró cómo cada ser tiene un lugar único y especial; y la fluorita se presentó en cuarto lugar, ya que había llegado el momento de fluir con la vida.
Había completado el primer ciclo, veía como todo empezaba a ser mucho más sencillo de lo que él había creído y la protección, la pureza, el discernimiento y el aprender a fluir con la vida se habían convertido en sus amigos.
Supo que tenía que seguir y entonces descubrió la azurita y la sabiduría que ella emanaba.
Vislumbró que su búsqueda tenía que ser incondicional, por ello reconoció el aragonito, y con él percibió la seguridad, aquella que nace de la confianza; después vino la celestina y con ella el equilibrio, y por último la thenardita, aquella que aporta lucidez.
Sabía que había acabado la segunda etapa, que ahora tenía cuatro nuevos aliados: la sabiduría, la seguridad, el equilibrio y la lucidez, percibiendo, así, el sentido de su existencia. Su vida cobraba fuerza, y su propósito era mucho mayor de lo que él nunca había imaginado. Tenía que seguir recorriendo el sendero para percibir la realidad.
Y así fue como apareció la calcedonia, la que tiene el don de la prosperidad; luego fue la calcita, con ella vislumbró la firmeza, supo que tenía que perseverar.
Solo quedaban dos y el último tramo era cada vez más sutil, solo las podría encontrar si era fiel; fue así como descubrió la cianita, la de la fidelidad.
Faltaba una, veía como cada piedra le había ido puliendo; al principio era difícil, no estaba acostumbrado a reconocer sus defectos, pero había aprendido a dejar de poner resistencia y, reflexionando sobre ello, reconoció la duodécima piedra, la de la dulzura: la amatista le mostró el sentido del amor incondicional y lo que le acompaña.
Ahora entendía el propósito de su viaje, había conseguido llevar a cabo su búsqueda y cada piedra que había ido descubriendo había supuesto un descubrimiento de él mismo, y el sendero de las doce piedras se había convertido en el sendero de su conocimiento.
Se sentía dichoso y feliz, quería expresárselo a la Tierra y agradecerle todo lo que había hecho por él. Decidió entregarle las doce piedras que había ido encontrando en el camino, y, entonces, la Tierra le volvió a hablar.
"Este ofrecimiento es el que te hace digno del camino, el ser capaz de entregar el tesoro conseguido es la señal de tu nacimiento, y con ello vendrá tu transmutación, es el momento de que recibas el último presente.»
Fue entonces cuando aquel ser recibió la decimotercera piedra, la halita, aquella que guarda en su interior la esencia de las otras doce.Había entendido el significado del camino, aquel camino estaba en su interior y, al transitarlo, se sentía unido a la vida, y solo así podía percibir.
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Si seguís el camino que os ofrece este libro necesitareis las siguientes piedras:
- Jaspe
- Aguamarina
- Barita Azul
- Flourita Lila
- Azurita
- Aragonito Lila
- Celestina
- Thenardita
- Calcedonia
- Calcita lila
- Cianita
- Amatista
- Halita
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